Era viernes en la noche, enero, calor, vestidos, tacos y eau de parfum, ya estábamos todas subidas en el auto de Titi para dirigirnos al lugar. Tomamos Avenida Córdoba, y en la intersección con Alvarez Thomas, el francés del rombo, nos abandonó. La velocidad disminuía y nuestras caras se fueron transformando. Ahí tomé conciencia de la importancia que estaban teniendo nuestros encuentros gourmets, nos miramos con mezcla de bronca y un "no puede ser", "justo hoy". Y sí, pareciera ser que estos episodios siempre suceden cuando no tienen que suceder. Pero nada nos desanimó como para abortar el plan. Nos bajamos, empujamos dignamente a pasos "ataconados" y obviamente, nos elogiaron nuestros dotes femeninos. Abandonamos el Renault y nos subimos a un taxi.
Llegamos casi a la media hora de viaje, a San Isidro y allí nos recibieron, en la que supo ser durante el siglo XX, la casa de la escritora argentina Victoria Ocampo, Villa Ocampo.
Cenamos, donde años atrás tal vez la mismísima Victoria hubiera compartido un té junto a Igor Stravinsky, Jorge Luis Borges o Le Corbusier.
Si bien la propuesta gastronómica es correcta y sencilla, lo que vale la pena es recorrer la casona o escuchar las historias que en este caso Lu me contó, casi como si Victoria hubiese sido su confidente.
Llamar para pedir horarios y hacer reservas.
Teléfono: 4732-4988
http://www.villaocampo.org/web/
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Recomiendo leer "Los bioy"antes de asistir a Villa Ocampo. Tal vez se escuchen las voces de Adolfo y Victoria...
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Fotos by Lucía Cabrera.
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