Como la elección de marzo me tocó a mi, puedo tomarme algunas licencias, ser más crítica y subjetiva.
Al fin y al cabo, quienes somos para decir que algo estuvo bueno o malo, mas o menos lindo o mas o menos feo ?, pero aquí estamos contando experiencias y meras observaciones personales.
Debo confesar que esta vez me dejé llevar por la curiosidad, había algo que no me cerraba del todo, y la opción B era mas tentadora, mas porteña...pero absolutamente invernal. Como me vuelve a tocar para mitad de año, el clima lo va a ameritar, así que los dejaré en vilo hasta la fecha.
Verano mediante, y a walking distance, Lu me pasó a buscar y paraguas en mano salimos para French 3131.
Lo que no pudimos anticipar fue el granizo que nos interceptó dos cuadras antes de llegar a destino, los vientos huracanados y la rotura completa, no parcial, si no completa, del amigo guarda lluvias que gentilmente nos supo acompañar sin penas ni glorias.
Empapadas hasta la médula, un aburrido y senil ¨IL GATO RESTAURANT¨ supo cobijarnos diez minutos mientras observábamos junto a las señoras de setenta y pocos, las bolas congeladas que caían desde el cielo. Risueñas y azoradas, comentaban con celular en mano el tamaño descomunal de las rocas en cuestión. Asumo que todas fueron en taxi y ninguna estaba preocupaba por las posibles deformaciones del exterior automovilístico.
Pasado el espectáculo, retomamos el camino y llegamos a destino: LINCOLN KITCHEN AND BAR. Cómo era temprano, pedimos algo de beber y aproveché para recorrer el lugar. Moderno, amplio y con tres sectores bien diferenciados ( el salón principal, el bar y la terraza descubierta ), mi primera impresión fue un lugar prolijo, que fotografía mejor de lo que es y que le falta un poco de personalidad.
Nos ubicaron en nuestra mesa y al rato llegó el resto del grupo.
Carta en mano, y sin mucha atención por parte de la camarera, pedimos varias entradas para compartir y luego cada una su plato principal. Para empezar:
Queso Halloumi, ensalada de hojas, verdeo confitado, tomates orgànicos, cítricos y avellanas.
Humita, envuelta en hoja de bambú y ricota de cabra.
Curry de langostinos, crema de ají, papines andinos, pan de maíz y palta.
Y para los principales pedimos:
Tortellini de Cabutia, ricotta de cabra, avellanas, pesto de hojas, caviar de remolacha.
Pesca del día, cremoso de arveja-lima, crucíferas, zanahorias orgánicas, alioli de ajo.
Risotto de cordero, fondo de hongos y menta, queso Lincoln, frutos secos y vegetales.
Entraña, batata dulce, verdeo y puerro confitados, hongos y avellanas.
El vino aunque nos perjuraron que estaba en la cava no estaba para nada a temperatura. Con el vino, no !!!!!!
Aunque deliciosos y con ingredientes de primera calidad, los platos principales tardaron una eternidad, y se vió un servicio muy desorientado, casi como un ciego sin su lazarillo.
Si bien la carta está muy bien lograda y por el barrio es una buena opción gastronómica, al lugar le falta identidad.
Habrá que probar las opciones del bar, que tiene carta propia, hamburguesas y tragos de todos los tipos y colores.
Para culminar la noche le propuse al grupo hacer un continuado en la casona increíble que abrió RAPA NUI en Malabia 2014.
Una noche ideal para despedir el verano: terraza mediante, helados y charlas nocturnas.
LINCOLN KITCHEN AND BAR
French 3131, Palermo
Tel: 2885-8737