domingo, 12 de junio de 2016

Encuentro Junio de 2016. Nro 53: ¨Los Galgos¨, Centro.


El miércoles pasado fue nuestro encuentro Gourmet y el turno de Agus. Nos confesó que estaba entre dos opciones, una que implicaba logística y circuito alternativo y otra (por la que optó), un lugar en el que ya se había convertido en habitué.

Con respecto a esto de ¨hacerse habitué¨, hace poco leí un articulo en la revista inglesa ¨Tatler¨ que hablaba de las historias jugosas que se gestaban en los restaurants; cómo un lugar se hacía popular entre artistas, celebridades, escritores y cómo el sentido de pertenencia provocaba una satisfacción casi indescriptible. El momento en el que el camarero ya sabe qué vas a ordenar y qué sugerencia puede ser de tu interés. Cómo cada época y cada ciudad está marcada por un...restaurant.

Es imposible no mencionar los clásicos de la costanera, Fechoría y Zum Edelweiss, las bandejas de aluminio, los camareros con chaqueta blanca, el pan con manteca y el revuelto gramajo. Y por lógica hacerse habitué implica sentirse a gusto, comer como en casa, ser reconocido, y hacia allá fuimos, donde Agus ya no es novata.

21:30 llegamos a una de las esquinas más tradicionales del centro porteño y por ende al reeditado LOS GALGOS.  Ahí estaban los dos, el blanco y el negro, uno al lado del otro, corriendo como gacelas. El nombre tiene historia también, antiguamente el galgo estaba reservado únicamente para los nobles, aristócratas y por supuesto la realeza; no en vano y haciendo honor a ello, predica con estirpe su slogan de ¨bar notable.¨


En Los Galgos se respira historia, gastronomía de la buena y la idoneidad de Julián Díaz (alma matter de nuestro amado 878) que con profesionalismo y criterio supo aggiornar aquella esquina de 1930 sin perder la identidad. 

No por nada y luego de 53 restaurants visitados, nuestra mirada se afila y se pone mas crítica. Desde la carta, que en su primera página cuenta la historia del lugar ( no la vamos a contar, mejor léanla in situ...vale la pena), pasando por la arquitectura que mantuvo la fachada, la carpintería original y la boiserie, el mostrador donde además se puede hacer barra para desayunar, almorzar o cenar hasta la exquisita selección de vinos (acá no van a encontrar los típicos vinos que no corren riesgos); todo está perfectamente pensado.

  




           
Como cada una ordenó un plato principal, quisimos pedir una entrada para compartir. El antes mencionado revuelto gramajo. Sabroso como pocos.


La carta es perfecta, hay variedad, porciones generosas, carnes, pescados, milanesas, sandwiches, pastas y buenos acompañamientos. Pregunten por el plato del día. Aquella noche pedimos: pesca del día con vegetales grillados. 


Ojo de bife con brócolis gratinados.


Milanesa con papas y mucho perejil fresco. Cero aceitosa, crocante por fuera y jugosa por dentro.


Los postres tampoco desentonan, pedimos flan casero con crema y dulce de leche y nuestro amado, queso y dulce.

      

Cerramos la noche con dos botellas de vino, tejiendo historias, imaginando que estaría sucediendo en las otras mesas. 


Los Galgos resignifica la esquina y vuelve al cruce de los criollos y los que recién llegan, los de acá y los de allá, la década del 30 y los millenials, el queso y el dulce, y la identidad y la pertenencia. Un lugar que cobija, definitivamente un lugar para hacerse habitué. 


LOS GALGOS
Avenida Callao 501
Tel: 4371-3561
Lunes a Sábados de 7am hasta la medianoche . Sábados hasta la 1am.