martes, 3 de enero de 2017

Encuentro noviembre de 2016, Nro 58. ¨La Casa del Queso¨ barrio de Almagro.

Lunes. A L le tocó un lunes, un día difícil para salir a comer afuera: la oferta es poca y hay que elegir entre lo que hay.

Pero L aprovechó que el calor del verano que se aproximaba aún brillaba por su ausencia y se sacó las ganas con un lugar al que hace tiempo tenía ganas de ir, nos confesó más tarde.

Y con un plato propio de la temporada invernal.

Así fue que nos encontramos en La Casa del Queso en pleno barrio de Almagro. O Abasto, como se lo conoce por su cercanía con el ex mercado convertido en centro comercial.



Lo primero que impresiona es el tamaño del lugar y los mostradores interminables repletos de fiambres, quesos y delicias que invitan a pegar la nariz contra el vidrio y olvidar penas propias y ajenas. Patas de jamón colgadas, hormas de queso y frascos de aceitunas apilados hasta el techo completan el paisaje de este lugar en el que se puede comer o sólo comprar algo para llevar. O ambas, porque la decoración invita a tentarse.



Esta fecha el GG tuvo poca asistencia por complicaciones varias pero las cuatro presentes decidimos no amilanarnos y disfrutar de la infinita carta que ofrece variedad de picadas, cazuelas, fondue, platos más elaborados y postres.

Así, lo primero fueron las cortesías de la casa: pan con mortadela y salamín, y una copa de cerveza (raro tomar cerveza en copa de champagne pero hay una primera vez para todo, ¿no?)

Al rato llegaron las tablas Monnalisa (mozzarellas condimentadas, lomo embuchado, boconccinos rellenos y jamón italiano) y Los maceraditos (queso macerado, jamón crudo español bodega, rambol y salame casero)



El tamaño es perfecto para probar un poco de cada variedad de fiambre y queso pero aún estar disponible para pedir algo más. Además, vienen acompañadas por aceitunas rellenas y tomates secos hidratados en aceite de oliva.

Ah, ¿ya dije que todos los productos son de excelente calidad? ¿Y muy ricos? Las fotos no les hacen justicia.



La inesperada baja temperatura de noviembre fue la excusa perfecta para elegir el plato con el que L estaba tentada hace tanto tiempo: fondue. De queso y acompañado por: dos variedades de salchicha, panceta, pickles, jamón cocido natural, champignones, espárragos y lomo.


Elegir, pinchar, sumergir y volver a empezar. El ritual de la fondue parece una especie de juego de mesa, casi como jugar a los palitos chinos, intentando no enganchar los pinchos ajenos. 

Bienvenida la incorporación de verduras y pickles que le dan un toque diferente a la cuestión y van muy bien con el queso. Podrían agregar algunas opciones más para sumar variedad como tomates, brócoli, zanahorias, pan, aceitunas, papas, y paro acá porque la lista podría llevarme tres posteos.

Acompañamos con un Alambrado Malbec que elegimos de una carta orientada hacia las etiquetas tradicionales que dejan contento al público más variado y no asusta con nombres raros. Sí notamos que las botellas están en exposición bajo luces fuertes y nos adelantamos pidiendo una frapera para enfriarlo. Costó y recién para el final de la noche logramos que estuviera a una temperatura decente.

En definitiva, La Casa del Queso es una especie de bodegón con quesos y aceitunas del piso al techo. ¿Qué puede salir mal?


¨La Casa del Queso¨
Avenida Corrientes 3587, Ciudad Autónoma de Buenos Aires
4862-4794

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